jueves, 4 de abril de 2019

A la deriva


Recojo el ancla y me lanzo a pedir ayuda. Es la primera vez que cuento lo que siento acerca de aquel día. Hace poco fue nuestro aniversario y sentí que no tenía nada que celebrar. A veces necesito de algún ansiolítico que me haga dormir, pero ese recuerdo sigue presente en forma de pesadilla y el paso del tiempo, en lugar de borrarlo, lo ha convertido en un mar sin orilla.
La psicóloga me ha recomendado que escriba todo esto, lo que pienso, lo que siento, lo que me duele... En definitiva, que lo saque, que me desahogue. Dice que me ayudará, pero también dice que las respuestas están en mí y sólo yo puedo encontrarlas. Lo siento, pero tengo prisa; necesito pasar página ya para no hacer esta bola cada vez más grande.
Nunca he necesitado a nadie y si alguna vez me ha dado esa impresión he sido lo suficientemente inteligente como para dar dos pasos atrás antes atarme a una deuda social o sentimental, pero esta vez creo que esta vez me veo obligada a pedir auxilio o, por lo menos, un poco de atención. Si alguien ha pasado por algo parecido (espero que no por lo mismo) o puede arrojar un poco de luz sobre lo que hizo Héctor, por favor, que me lo haga saber. Agradecería atisbar algún faro, aunque fuera a lo lejos.

1 comentario:

  1. Vamos a navegar contigo. Hemos arrancado un podcast rescatando tu historia para ver si entre todos puedes salir a flote. Nos puedes escuchar en https://www.ivoox.com/podcast-rescatando-historias_sq_f1683619_1.html

    Y no olvides que cuando alguien no puede cargar más con un problema, lo mejor es reírse de él; no lo soluciona, pero lo hace más llevadero.

    ResponderEliminar

Sin cirineo

Tras varios días pensando en si hablar de todo esto o no con mi marido, creo que lo mejor es que esta penitencia la asuma con el mayor de l...